viernes, 5 de mayo de 2017

¿Vigilada?

Sí, VIGILADA

Esta última semana me he pasado los días intentando ser consciente de cuando soy observada. Y con esto no me refiero a cuando alguien me mira por la calle, sino a esos momentos en los que activo el GPS de mi móvil para encontrar un lugar y estoy lanzando información tan personal como mi localización a todas las personas que estén interesadas en mantenerme localizada. 

Eso me llevó a pensar en el número masivo de localizadores que llevamos en el cuerpo. El primero a mencionar es claramente el móvil, pero hay muchos otros más. Sin embargo, nuestro profesor de TICs nos propuso una interesante dinámica: seleccionar imágenes que representen una situación de vigilancia para nosotras/os y reflexionar sobre ellas. Y eso es lo que voy a hacer.

La primera foto que elegí fue de WhatsApp y su doble tick de visto y doble tick azul de leído. Soy una persona que utiliza el móvil para mantenerme en contacto, pero no me gusta hablar por hablar o comentar cada pelo de la nariz que le ha salido a Fulanito. Es por esto que, si el mensaje es sobre un tema que no me interesa, lo dejo para contéstarlo cuando esté de mejor humor. Antes quitaba la última conexión y no podían saber si lo había leído o tan solo recibido. Sin embargo, ahora nos ponen en un compromiso. Es por eso que tengo que, primero mirar en las notificaciones que me enseña mi móvil sin entrar en la aplicación (donde me aparecen los mensajes entre cortados) para decidir si entro o no a WhatsApp. Aun así y, pese a que mi intención no es molestar a nadie, siempre hay gente que se mosquea cuando, por accidente, leo su mensaje y decido contestarlo más tarde. Cómo si los pelos de Fulanito fueran importantes... ¿Dónde queda ahí mi libertad? Es un medio de control muy directo y me molesta, pero lo bueno es que mis amigos/as ya me conocen y saben que responderé más o menos cuando las vacas vuelen. 
La siguiente foto fue la del buscador Google y todas sus aplicaciones interrelacionadas. Se autodefine como un motor de búsqueda intuitivo y sencillo de utilizar. Y ¡claro que lo es! Google retiene tantos datos personales tuyos y míos que puede saber hasta que tipo de ropa interior usas. Todo esto obviamente para ofrecerte el mejor servicio posible. Claro, porque todas las empresas buscan lo mejor para la población y no obtener beneficios. Si buscábamos ayer ábacos, hoy nos aparecerán anuncios de calculadoras con el fin de crearnos la necesidad de comprarnos una. E imaginaros con la tecnología y los modelos de móviles... Este es otro medio de control que me cuesta evitar y al que tan solo me puedo enfrentar siendo consciente de él y no cayendo en sus maquinaciones (suena demasiado maligno, pero es que en realidad lo es).

Y mi última imagen fue Facebook y su inmensa red de información personal. No hará falta que os diga su funcionamiento porque me figuro que tendréis una cuenta. Tan solo decir sobre este tema que exponer nuestra vida en un escaparate puede que no sea lo más sensato. Y no creo que lo más peligroso sea la información que puedan obtener (aunque no deja de ser perturbador), sino toda la lluvia de críticas transformadas en presión social por convertirte en una persona atractiva en la red. En mi opinión, ser mayor de edad no tendría que ser el requisito para acceder a este tipo de redes sociales, sino tener un nivel básico de sentido común que te impida hacer algo que pueda afectar gravemente a tu vida.

Por otro lado, no somos lo únicos que hemos criticado el estado de control y vigilancia en el que vivimos. Por ejemplo, la serie Person of Interest analiza esa situación y hay muchos libros y películas en las que aparece este debate sobre la seguridad y la intimidad. 

¡Espero que os haya parecido interesante!

Saludos :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario